En la alimentación durante el embarazo y la lactancia, el agua es un elemento muy valioso, pues desempeña un papel muy importante en el funcionamiento de nuestro organismo.
​​​El agua es imprescindible en la alimentación durante el embarazo, siempre y cuando el ginecólogo no indique lo contrario, puesto que:
 
- Mejora los intercambios desde un punto de vista celular.
- Depura la sangre de toxinas.
- Favorece el buen funcionamiento del intestino.
 
• A partir del tercer mes de gestación, la necesidad de agua en la dieta de la embarazada aumenta sensiblemente: se requieren entre 1,5 y 2 litros de agua. Esta cantidad no debe consumirse únicamente a través de las bebidas, sino que tiene que proceder también de las frutas y las verduras frescas.
• El agua mineral es, quizás, la más adecuada, especialmente aquélla de mineralización media (aguas oligometálicas). No obstante, si el agua del grifo de casa no es excesivamente dura y es pobre en nitratos, también se puede consumir diariamente.

El agua en la lactancia

• Durante la lactancia, las necesidades hídricas de la mujer también son muy elevadas. Se ha demostrado que un abundante consumo de agua ayuda a mantener la capacidad de dar el pecho durante un período superior al año.
Beber agua mientras dura la lactanciano sólo alivia la sed (producida precisamente durante la tetada), sino que contribuye a mantener el buen equilibrio del organismo. Sin embargo, se ha de tener cuidado en no beber demasiado durante los primeros días que siguen al parto, ya que esto podría producir una obstrucción mamaria.