martes, 2 de septiembre de 2014

Las mejores posturas sexuales

Te explicamos algunas de las posturas sexuales más adecuadas para disfrutar plenamente del sexo
durante el embarazo. ¡Ponlas a prueba y elige tu favorita!
Las estadísticas señalan que el temor de hacer daño al feto, un abdomen cada vez más voluminoso y
la sensación de tener un pequeño "intruso" como testigo de la propia intimidad hace que el 50% de
las parejas deje de tener relaciones sexuales conforme avanza la gestación. Sin embargo, mantener
la armonía y la intimidad en la pareja durante el embarazo es bueno y útil, desde un punto de vista
tanto físico como psicológico. Para la mujer, que dentro de pocos meses tendrá que asumir el rol de
madre, seguir haciendo el amor con la pareja es una confirmación importante de su papel como
amante. Además, le hace sentir que mantiene un cuerpo erótico, atrayente y deseable, a pesar del
embarazo.
Relaciones sexuales en el embarazo desde el punto de vista del hombre
Los hombres aprecian positivamente los cambios físicos que experimentan sus compañeras: el
pecho se hace más turgente, grande y receptivo a las caricias, y las curvas de las caderas se marcan
cada vez más, haciendo a la mujer más femenina.
Cómo vive la mujer el sexo cuando está embarazada
Durante el embarazo, el amor resulta muy gratificante. A partir del segundo trimestre, la mujer está
más predispuesta y se excita más rápidamente, gracias a un aumento de la vascularización y
vasocongestión de los órganos genitales. Además, libres del temor de concebir un hijo, muchas
mujeres se abandonan con mayor tranquilidad a la pareja, consiguiendo más fácilmente el orgasmo.
Una intimidad satisfactoria también tiene consecuencias beneficiosas desde el punto de vista físico:
de hecho, el sexo es una "gimnasia" muy útil para estimular la circulación sanguínea, aliviar las
tensiones del embarazo y liberar endorfinas (las "moléculas de la alegría", que ayudan a eliminar el
estrés y la depresión).
Te explicamos las mejores posturas sexuales para evitar que la barriga sea un inconveniente para
disfrutar del sexo plenamente.
La postura del misionero
Es la más clásica y “popular” de todas: la mujer se tumba boca arriba, con las piernas separadas, y
el hombre se pone encima de ella.
Pros: durante los primeros meses, se puede practicar sin dificultad. Además, resulta cómoda y
natural para la pareja, que puede mirarse y besarse.
Contras: a partir del quinto mes, puede resultar algo molesta para ella, porque puede experimentar
una sensación de aplastamiento si el hombre no es bastante ágil como para no dejar caer todo el
peso sobre la barriga. En estos casos, es preferible suspenderla y dedicarse a otras posturas que no
“afecten” a la zona del vientre.
La postura de las cucharas
La mujer se tumba de lado, con las piernas extendidas o ligeramente flexionadas en ángulo, y la
pareja se pone detrás de ella.
Pros: es muy adecuada en pleno embarazo, porque permite descargar lateralmente todo el peso de
la barriga. Además, es una postura muy suave y relajante, que favorece las caricias y la intimidad en
la pareja: el hombre también puede estimular otras zonas erógenas de la mujer, como el cuello y las
orejas.
Contras: es una postura difícil de mantener durante mucho tiempo (el pene puede salirse
fácilmente).
La postura andrómaca
La mujer está sentada a horcajadas sobre la pelvis del hombre, que está tumbado en la cama.
Pros: es la postura favorita de muchas mujeres, además de ser muy estimulante para ambos
miembros de la pareja. Resulta muy adecuada durante el segundo trimestre de embarazo.
Contras: si se realiza durante mucho tiempo, puede fatigar las piernas de la mujer. En este caso, la
pareja puede ayudarla a moverse en vertical, empujándole las caderas con las manos.
La postura del perrito
La mujer está a cuatro patas en la cama, con las piernas separadas, y el hombre detrás de ella, de
rodillas.
Pros: resulta ideal cuando a la mujer le empieza a molestar el peso de su pareja y quiere proteger la
barriga de los movimientos demasiado enérgicos.
Contras: buena parte del peso de la pareja recae sobre los brazos de ella. Para que esta postura
resulte más agradable, es mejor apoyar las rodillas en un cojín.

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