El herpes es un virus aparentemente inofensivo cuya infección se manifiesta mediante la aparición de pequeñas vesículas en la piel. Su aparición es muy habitual durante el embarazo.
Durante el embarazo, es muy habitual la aparición de herpes. La forma más extendida de herpes es el herpes labial, causado por un virus muy extendido, el herpes simplex. Se estima que la mayoría de la población lo contrae sin saberlo, aunque, si afecta a los genitales, puede resultar muy doloroso.
El virus tiene dos formas: el herpes simplex de tipo 1, que afecta principalmente a los labios o la cara; y el herpes simplex de tipo 2, que a menudo está asociado a infecciones en los genitales debidas a la transmisión sexual o a contagios contraídos en los recién nacidos durante el parto.

 
Herpes labial

Se considera que, al llegar a los seis años, el 50% de los niños ha sido afectado por este virus. Una vez se ha producido el contagio, el virus se desplaza a las células subcutáneas, donde queda latente. En algunos casos, queda oculto y nunca más vuelve a aparecer, pero cerca del 15% de los casos vuelven a brotar de nuevo. Forman los característicos racimos de pequeñas vesículas en el labio, en zona ocular y más raramente en otras partes del cuerpo. La aparición de las vesículas va precedida de quemazón, picor y hormigueo. En algunos casos, de la vesículas fluye serosidad y, a continuación, se forma una costra. Las vesículas desaparecen en unos 10-15 días sin dejar cicatrices.


Herpes genital

Puede aparecer en los genitales tanto masculinos como femeninos. Se transmite a través de la relaciones sexuales, pero se dan casos de autotransmisión en caso de que se tenga herpes labial y se toquen los genitales con las manos infectadas.
El herpes genital es extremadamente peligroso para las mujeres embarazadas. El riesgo de aborto espontáneo es muy elevado cuando la infección se adquiere durante las primeras veinte semanas de embarazo. Si aparece después de la trigésimo segunda semana, hay probabilidad de que el recién nacido se contagie durante el parto.


Cómo combatirlos
 
Generalmente, el herpes labial se cura espontáneamente y no necesita tratamiento específico. En algunos casos, se puede aplicar una crema antiherpética a base de acyclovir, si el médico lo considera necesario.
En cuanto al herpes genital, no existe cura para este trastorno, aunque la infección puede controlarse con un tratamiento antiviral. Este tipo de tratamiento contribuye para acelerar la curación de las lesiones, aliviar los síntomas, impedir complicaciones y reducir el riesgo de transmisión.